miércoles, 27 de septiembre de 2017

El Gobierno nacional busca crear dos nuevos parques nacionales marinos



El Gobierno Nacional presentó un proyecto de ley para la creación de dos nuevas áreas marinas protegidas, que incrementarán la superficie marina costera, llevándola a 155.918 kilómetros cuadrados y constituye el primer paso para lograr la protección del 10 por ciento de esas zonas.

Las áreas protegidas que conformarán los parques serán Yaganes y Namuncurá - Banco de Burdwood, ubicadas en la Zona Económica Exclusiva del Mar Argentino.

Yaganes aporta el 0,23 por ciento del esfuerzo pesquero a nivel nacional y sumará a la protección marina costera más de 69 mil kilómetros cuadrados, mientras que Burdwood representa el 0,81 por ciento de la actividad pesquera, con una superficie de más de 28 mil.



Este compromiso de creación es el resultado de un proceso de búsqueda de consensos para una política de Estado de conservación y uso racional de los ecosistemas marinos, que incluyó un amplio diálogo intersectorial y participativo, con la realización de talleres interministeriales y una Consulta Nacional de Océanos con una mesa de trabajo integrada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, la Administración de Parques Nacionales y los ministerios de Agroindustria, de Energía y Minería, y de Relaciones Exteriores y Culto.

La iniciativa, además, está enmarcada en la Ley del Sistema Nacional de Áreas Marinas Protegidas, cuya autoridad de aplicación es la Administración de Parques Nacionales, bajo la órbita del Ministerio de Ambiente.

La Argentina suscribió a nivel internacional la meta de conservar al menos el 10 por ciento de sus zonas costeras y marinas para el año 2020, objetivo que se encuentra previsto en el Plan Estratégico para la Diversidad Biológica 2011-2020, así como en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU).

casarosada

lunes, 4 de septiembre de 2017

Se reglamentó la Ley de Desarrollo Sustentable del Sector Acuícola



En el día de hoy salió publicada en el Boletín Oficial la reglamentación de la Ley de Acuicultura (decreto 692/2017) que fue aprobada por el Congreso de la Nación a fines de 2015.

La reglamentación era la última instancia del proceso comenzado con la sanción de la Ley que dotará a la actividad acuícola de un marco normativo para su regulación, control, fiscalización y fomento.

Si bien el volumen de producción de acuicultura en el país continúa siendo pequeño (3.712 toneladas en 2016), existe un enorme potencial de crecimiento dada la existencia de recursos naturales y aguas de calidad, la amplia disponibilidad de insumos para producción de alimento balanceado, la existencia de instituciones de enseñanza, investigación y desarrollo, y la imagen positiva que tiene Argentina como país productor de alimentos.

En ese sentido, organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sostienen que Argentina es uno de los principales países con potencial para el desarrollo de la actividad.

Las principales especies producidas actualmente son el pacú (52% del total producido), la trucha (38%), la carpa (3%) y el surubí (2%), con una participación mayoritaria de proyectos ubicados en las provincias de Misiones, Buenos Aires, Neuquén y Chaco.



En ese sentido, este sector puede jugar un rol fundamental en la generación de empleos y en la promoción del desarrollo económico de dichas provincias.

Con el objetivo de fomentar la actividad en distintas regiones del país, la Ley prevé la creación de un Fondo Nacional de Acuicultura (FONAC) que dispondrá de una partida del presupuesto nacional por diez años.

Dicho Fondo podrá otorgar asistencia financiera a los proyectos de pequeña escala y a las Pyme que produzcan un máximo de 1.000 toneladas.

Además, la ley prevé beneficios impositivos por diez años para los productores, que incluyen deducciones a impuestos provinciales de bienes personales e ingresos brutos, amortización anticipada del valor de las maquinarias adquiridas y eliminación de aranceles de importación de aquellas maquinarias que no se producen a nivel nacional.

Por último, podrá sancionar prácticas nocivas para los recursos naturales y los organismos acuáticos, promoverá la investigación científica, el agregado de valor y desarrollo socioeconómico, cultural y profesional de los actores del sector.

Según el subsecretario de Pesca y Acuicultura de la Nación, Tomás Gerpe, "el decreto reglamentario de la ley de acuicultura es un gran beneficio para aquellos que tienen en vista la actividad ya que les brinda un marco normativo y establece el acompañamiento del Estado en cuestiones impositivas, asistencia en infraestructura, entre otros.

Se da, así, el primer paso para el desarrollo de una actividad incipiente en nuestro país pero con un gran potencial, generando impacto positivo en las economías regionales: creación de nuevas pymes y nuevas fuentes de trabajo."

Acceso a la normativa acá

Agroindustria


Antena Tecnologica - Acuicultura - Agosto 2017



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Programa Vintec
MINCyT


domingo, 7 de mayo de 2017

lunes, 6 de marzo de 2017

Conciencia natural


Laguna Redonda, Villa Pehuenia. 
Foto: gentileza investigadora.

Trabajar con las comunidades originarias brinda elementos que pueden resultar esenciales para la conservación del medio ambiente.

A veces un saber determinado no es completo sino es interpelado por diferentes personas.

Es decir, se completa cuando se incorporan nuevas voces. Juana Aigo, investigadora del CONICET, entrevistó a pobladores de tres comunidades mapuches (Puel, Raquithué y Lafquenche) que habitan los alrededores de los lagos Aluminé, Huechulafquen y Paimún, provincia del Neuquén, para registrar cómo los conocimientos tradicionales que tienen sobre los recursos acuáticos permiten pensar alternativas de desarrollo, y tomar decisiones de conservación y manejo sustentable de los recursos naturales.

Para las comunidades Mapuche cordilleranas del oeste de esa provincia, los cuerpos de agua son considerados entidades vivas merecedoras de respeto.

“Es por eso que desde la cosmovisión de muchos pueblos originarios, la naturaleza es parte constituyente de un continuo en el que humanos y no humanos se relacionan como piezas iguales dentro de un mismo universo”, explica Aigo, investigadora asistente del Grupo de Etnobiología e Instituto de Diversidad y Evolución Austral, (IDEAus–CONICET).

“Desde el razonamiento antropocéntrico occidental muchas veces suponemos que la naturaleza se encuentra a nuestra disposición.

Desde la visión biocéntrica de los pueblos originarios, esta relación no es jerárquica sino horizontal y armónica.

Todos los elementos de la naturaleza se encuentran en un mismo nivel: personas, flora, fauna o cualquier otro componente del ambiente, y las acciones que una persona realiza tiene una consecuencia para otro componente.

Por ejemplo para extraer cualquiera de los elementos que componen los lagos y ríos, las comunidades parten del permiso y reciprocidad con el ambiente”, explica la investigadora.


Investigadores en la Laguna Pichún,Villa Pehuenia. 
Foto: gentileza

La científica se acercó a la comunidad Puel vinculada a un proyecto interdisciplinario de extensión de la Universidad Nacional del Comahue, Centro Regional Bariloche, que se inició a partir de un pedido de asesoramiento técnico que realizaron los mismos pobladores para estudiar las lagunas que se encuentran en los alrededores de su territorio, con el objetivo de encontrar estrategias económicas alternativas a la cría del ganado.

“La importancia de este trabajo realizado además junto a Ana Ladio, investigadora independiente del CONICET y Directora el Grupo de Etnobiología de la Patagonia, es que recopila datos empíricos sobre la visión que tienen estas comunidades sobre los cuerpos de agua y los seres que los habitan.

Se busca que esta información sirva como herramienta para que a la hora de conservar o manejar determinado recurso, puedan ser considerados estos puntos de vista y se invite o incluya a las comunidades a participar del proceso de toma de decisión, favoreciendo de esta manera la conservación biocultural” asegura.

Estas comunidades Mapuche de la provincia del Neuquén actualmente administran en parte y según sus propios criterios distintas actividades o emprendimientos vinculados al sector turístico, como algunos campings y un centro de esquí en el caso de la comunidad Puel.

De la información recolectada para el trabajo, son varios los aspectos que llamaron la atención de la científica.

“Es sumamente interesante el conocimiento local sobre las especies de peces y el impacto que algunas pueden tener para el ambiente.

Los conocimientos en las comunidades estudiadas incluyen saberes y prácticas que han sido moldeadas a través de la historia y con una fuerte impronta simbólica.

Esto se vio reflejado en los relatos de los pobladores por ejemplo respecto al conocimiento de las truchas, que son animales que fueron introducidos y su percepción como especies que invaden y matan a otros peces de los ambientes acuáticos.

Una pobladora en su relato nos transmitía que su abuela contaba ‘que de pronto aparecieron en el río esos peces grandes, cabezones, que no había visto antes, ya anduviera cerca el winka’ (hombre blanco)”, destaca la investigadora.

Para Aigo las creencias propias que conforman la cosmovisión Mapuche se van transformando y adaptando a los cambios y al impacto ambiental y social que ha sufrido Patagonia a lo largo del tiempo.

“Este conocimiento tradicional es dinámico y todo el tiempo se va resignificando. Por eso es importante destacar como estas creencias luego se traducen en normas que regulan el comportamiento social sobre estos ambientes favoreciendo su conservación.

Por ejemplo si se realiza cualquier tipo de extracción de un recurso que sea solo lo que uno necesite, porque tomar de más, según la percepción de los pueblos originarios, significa causar daño a la naturaleza”, afirma.

Por Alejandro Cannizzaro

CONICET


miércoles, 22 de febrero de 2017