sábado, 1 de octubre de 2016

Un mar de ciencias


El Día Marítimo Mundial se celebra el jueves de la última semana de septiembre. 
Foto: gentileza Diego González Zevallos

Un investigador del CONICET explica la importancia de entender el funcionamiento de uno de los ecosistemas más diversos, dinámicos y complejos del planeta.

Los mares y océanos ocupan el 70 por ciento de la superficie terrestre y su inmensidad, junto con la enorme diversidad de especies que en él habitan y su funcionamiento, han sabido despertar incógnitas desde hace siglos.

Una gran porción del esfuerzo que la comunidad científica realiza apunta a conocerlo de manera integral.

Pedro Barón, investigador independiente del CONICET y director del CCT CENPAT, estudia desde los inicios de la década del ’90 el mar como ecosistema y desde una perspectiva integral.

Comenzó analizando invertebrados marinos de interés pesquero; y luego trabajó en el análisis del impacto de especies invasoras como el cangrejo verde europeo y en temas de oceanografía marina.

“Para conservar el mar primero hay que estudiarlo: el conocimiento permite avanzar hacia un camino que tienda a la protección de los recursos naturales.

En un ambiente como el mar, con diferentes variables físicas que regulan su dinámica y que alberga a miles de especies, un pequeño cambio como la extracción de un recurso de interés pesquero o el aumento de los niveles de contaminación puede tener efectos críticos en el funcionamiento de este sistema complejo”, asegura el científico.

A lo largo de su carrera Barón participó de diferentes trabajos que le llevaron a recorrer el mar desde la costa hasta el límite del talud y la Antártida, siempre con el objetivo de entender mejor el funcionamiento de los ecosistemas marinos y en cómo se interrelacionan las distintas variables para permitir la vida.

Aunque la humanidad tiene un vínculo con el mar desde hace miles de años, se nutre de sus recursos, lo ha navegado y, en ocasiones, padecido, todavía encierra miles de interrogantes para la ciencia, que van desde el inventario de especies que habitan en la superficie de los océanos y todavía no han sido identificadas, hasta cuestiones vinculadas a la interrelación del mar con la atmósfera.

Para el investigador, quien además dirige el Centro para Estudios de Sistemas Marinos (CESIMAR), la posibilidad de compartir los saberes que se producen desde diferentes ámbitos permiten la participación de cada vez más actores en la toma de decisiones.

“Mientras mayor sea la conciencia que exista sobre la riqueza y relevancia de determinados recursos, será mayor el interés comunitario por conservarlo”, agrega.

Este camino transitado en la investigación de estos ecosistemas, que llevaron a Barón a recorrer miles de kilómetros, está vinculado además a una atracción con el mar que se cimentó a lo largo del tiempo.

“Conocí el mar a los diez años y eso produjo en mí un impacto fabuloso.

Día a día voy tomando conciencia de la significancia que tuvo ese evento en el resto de mi vida.

Disfruto de sus paisajes, de los olores, sus colores.

De esa película que observaba en la niñez desde la costa”, rememora.

Por Alejandro Cannizzaro. CCT CENPAT.

CONICET


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